Parroquia de San Andrés y Santa María de la Arrixaca en Murcia

De Senén Vila está todo casi dicho y sobre el ha tratado muchos escritores, Baquero, Simancas etc. Cabe destacar que el barón de Alcahalí, al escribir sobre «Senent Vila» en su «Diccio¬nario biográfico de artistas valencianos» (Valencia 1807 pagina 323)) pone lo siguiente: «No merecería este pintor que nos ocupásemos de él, por haber tenido tan olvidada a su patria, que ni un solo cuadro suyo creemos haya en Valencia, mientras en la vecina de Murcia, residencia habitual del Vila, dejó bastantes y muy notables…» Esta nota y la certeza de haber sido Murcia el centro de su actividad, le vinculan a nuestra ciudad, aunque no naciera en ella, pues en Murcia permanecería más de veinticinco años.

Baquero, (en su libro “Profesores” página 122), historiador del arte murciano dice que Senen Vila contrajo matrimonio nuestra ciudad donde creó su familia y afirma también que en Murcia se asentó el 1678, de ser así contaba por entonces con casi 38 años. Ante de venir a Murcia y desde su ciudad natal, Valencia, permaneció En Alicante donde debió vivir una larga temporada, desde aquí pasó a Orihuela para pintar sus cua¬dros del convento de Santo Domingo, afincándose en Murcia durante en el segundo tercio del siglo XVII, donde se quedaría definitivamente hasta su muerte.

Pero antes convine recordar que este pintor murciano formó parte del taller de Esteban March, lo que determinó que La Fuente Ferrari en su libro “breve historias de la pintura española “ le incluyera junto a pintores como Villacis en la pintura de Seiscientos. De su matrimonio habían nacido cuatro hijos, por el siguiente orden: Ana María, Luisa, Antonia y Lorenzo, éste en Murcia, el cual siguió con menor fortuna el oficio de su padre además de abrazar, el estado religioso cómo sacerdote.

Es curioso un incidente en la vida de Senén Vila Najer, que nos recuerda el doctor en historia el profesor Sánchez Moreno que le ocurrió a su hija mayor que se recoge en “Una escritura pública de 4 de diciembre de 1692, donde se revela que, hallándose en Elche—quizás residió allí alguna tem¬porada al objeto de ejecutar’ trabajos no identificados en la ciudad ali¬cantina—, su hija Ana María que contaba entonces veinte años de edad, puso demanda de matrimonio contra D. Francisco Montijo y Bravo, al cual se le tuvo preso en la cárcel del Obispado, pues estando comprometido para casar con la hija del pintor quebrantó su palabra y dio otra a cierta dama llamada Doña Marina Valcárcel. Aquel des-engaño sufrido por la moza provocó en ella la reacción más frecuente en la época: entrar en un convento por esposa del Señor; la decisión de la hija, al parecer irrevocable, determina que Senén remita su de¬manda y perdone los derechos que le asistían contra Montijo, al que deja en libertad para que celebre esponsales con Doña Marina, la rival vencedora de Ana María. Pero no debió durar mucho aquella subi¬tánea vocación del despecho o la amargura, pues hubo otro galán más constante, un tal Tomás Fernández, que poco después sustituía a Montijo en el corazón de Ana María y se desposaba con ella. Don Tomás Montijo fue fiel a su segundo enamoramiento, y casó con la citada Doña Marina de Valcárcel Dato y Pérez, con la cual tuyo una hija a la que puso María Teresa. Por cierto que al testar aquél y su esposa el día 30 de julio de 1694, confesaba deber al escultor murciano Gabriel Pérez de Mena, noventa reales por restos de una imagen de talla de la Concepción, que hizo para él.

La otra hija, Antonia, murió doncella y de vieja el 5 de diciembre de 1755 en la parroquia de San Miguel, de la que era feligrés el artista, al menos a la hora de su muerte tal y como consta en el Libro 4 de entierros Folio 76.

El objeto de este trabajo sin embargo es señalar que en la capilla de la virgen de la Arrixaca, de la parroquia de San Andrés hay una serie de ocho lienzos dedicados a la vida de san José que llevan en el margen derecho de cada uno una inscripción, en letras blancas, en la que consta D´MARIN porque fue este corregidor el que encargó la obra a Senén Vila. Estos cuadros inicialmente estaban en el monasterio de los Jerónimos, actual sede la fundación de San Antonio (UCAM) universidad católica, cuando en 1853 el obispo Barrio adquirió nuevamente la iglesia de San Andrés para su culto y después de recuperar la propiedad que se había perdido con la desamortización de Mendizábal y que tras ser subastada nadie la comprara, sin que desde entonces los cuadros no se haya movido del lugar.

En su consecuencia, hacer un prolijo estudio sobre Senén Vila iría en contra del propósito de este artículo, de ahí que nos vamos a limitar a realizar un somero esbozo de los ocho cuadros que se encuentran en la iglesia de San Andrés, a la sazón, objetivo de este artículo.

Como hemos señalado dicha colección está compuesta de ocho grandes cuadros que recogen la vida de San José:

1.– Desposorio de la Virgen composición apaisada con buena proporcionalidad donde se puede observar que se puede observar que el sumo sacerdote lleva indumentaria de la época, destacando que San José lucen trajes de la época de Senén Vila.

2.– Sueño de San José donde se puede observar al Ángel que parece estar despertando a San José y en torno a él alrededores elementos costumbrista tales como martillo, sierra etc. Dejando a la figura de María al fondo en segundo plano.

3.– Visitación, acentúa la figura de Isabel y María juntos a la derecha y Zacarías que se encuentra solo a la izquierda con la presencia de un perrillo gozando a lado de María lo que hace los diferentes planos que convergen en el centro luminoso.

4.– Adoración de los pastores, realza un paisaje en el fondo ocultado por la oscuridad, a contra luz la escena de un pastor a la derecha, dejando para la naturaleza y la arquitectura el primer plano.

5- Adoración de los Magos, San José encuentra a la Izquierda y una columna a la derecha; Melchor que ya a ha adorado al niño, Gaspar ocupa el momento presente del cuadro y Baltasar aguarda su ocasión y por último, la Virgen María que tiene iluminada su rostro aparece mostrando el niño.

6.– Presentación en el templo, Simeón y la profetisa Ana son el centro del cuadro y lo que recuerda los cuadros de Rubens, los rostros de las figuras están de frente, mientras que María de perfil y José arrodillado no se constituyen con gran protagonismo.

7.– Huida a Egipto las figuras están poco proporcionadas, enfatiza la figura de Jesús y María al lado derecho y San José en el izquierdo donde conversando con un angelito.

8.– Muerte de San José. Aunque este tema no es navideño destaca la figura de Jesús adulto consolando a su padre en el lecho donde el llanto de los personajes no eclipsa el protagonismo a Ana José centro una vez más del cuadro.

Es una suerte gozar en nuestra iglesia de los cuadros de uno de los más fructíferos pintores del barroco murciano como expresión del alma que desea ser escuchada.

Autor: Andrés Silvente González.

Bibliografía:

– Caballero Carrillo MR “Pintura barroca en Murcia: Senén Vila (Academia Alfonso X El Sabio).

– La Fuente Ferrari “breve historias de la pintura española”.

-Por el DR. JOSÉ SÁNCHEZ MORENO Profesor de Historia del Arte en ia Facultad de Filosofía y Letras.

– Archivo de la Parroquia de San Miguel, (Libro 4 de entierros Folio 76).

– Poder de la escribanía de Martínez Fernández (fol. 56), en 29 de octubre de 1700. – Baquero, “Profesores” página 122.

– Barón de Alcahalí, al escribir sobre «Senent Vila» en su «Diccio¬nario biográfico de artistas valencianos» (Valencia 1807, página 323)

– Archivo de la Parroquia de San Miguel de Murcia (libro 2 de entierros, Folio 188).