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Senen Vila Najer
Pintor de origen Valenciano, hijo de Senén Vila y Esperanza Najer, cuya fecha de nacimiento no resulta ciencia, sin embargo, según he podido comprobar de diversas bibliografías, esta se encuentra entre los años 1839 y 1840, ya que en los cuadros de las testamentaria de D. Francisco Falcón (de fecha 18 de noviembre de 1689), se dice que Senén por entonces contaba con cincuenta años. Contrajo matrimonio con Esperanza Francisco Pérez de cuyo esponsales tuvo cuatro hijos, Ana María, luisa, Antonia y Lorenzo (este nació en Murcia). De Senén se sabe que murió un sábado el día 16 de abril de 1707 y que fue enterrado en el convento de Carmelitas Descalza de Murcia. Antes de morir otorgó testamento ante el notario Pérez Mexía y nombró Albacea su esposa y al presbítero D. Manuel Juan Vidal, oficiándose su entierro en la Parroquia de San Miguel de Murcia (según consta en el libro 2 de entierros Folio 188).
De Senén Vila está todo casi dicho y sobre el ha tratado muchos escritores, Baquero, Simancas etc. Cabe destacar que el barón de Alcahalí, al escribir sobre «Senent Vila» en su «Diccio¬nario biográfico de artistas valencianos» (Valencia 1807 pagina 323)) pone lo siguiente: «No merecería este pintor que nos ocupásemos de él, por haber tenido tan olvidada a su patria, que ni un solo cuadro suyo creemos haya en Valencia, mientras en la vecina de Murcia, residencia habitual del Vila, dejó bastantes y muy notables…» Esta nota y la certeza de haber sido Murcia el centro de su actividad, le vinculan a nuestra ciudad, aunque no naciera en ella, pues en Murcia permanecería más de veinticinco años.
Baquero, (en su libro “Profesores” página 122), historiador del arte murciano dice que Senen Vila contrajo matrimonio nuestra ciudad donde creó su familia y afirma también que en Murcia se asentó el 1678, de ser así contaba por entonces con casi 38 años. Ante de venir a Murcia y desde su ciudad natal, Valencia, permaneció En Alicante donde debió vivir una larga temporada, desde aquí pasó a Orihuela para pintar sus cua¬dros del convento de Santo Domingo, afincándose en Murcia durante en el segundo tercio del siglo XVII, donde se quedaría definitivamente hasta su muerte.
Pero antes convine recordar que este pintor murciano formó parte del taller de Esteban March, lo que determinó que La Fuente Ferrari en su libro “breve historias de la pintura española “ le incluyera junto a pintores como Villacis en la pintura de Seiscientos. De su matrimonio habían nacido cuatro hijos, por el siguiente orden: Ana María, Luisa, Antonia y Lorenzo, éste en Murcia, el cual siguió con menor fortuna el oficio de su padre además de abrazar, el estado religioso cómo sacerdote.
Es curioso un incidente en la vida de Senén Vila Najer, que nos recuerda el doctor en historia el profesor Sánchez Moreno que le ocurrió a su hija mayor que se recoge en “Una escritura pública de 4 de diciembre de 1692, donde se revela que, hallándose en Elche—quizás residió allí alguna tem¬porada al objeto de ejecutar’ trabajos no identificados en la ciudad ali¬cantina—, su hija Ana María que contaba entonces veinte años de edad, puso demanda de matrimonio contra D. Francisco Montijo y Bravo, al cual se le tuvo preso en la cárcel del Obispado, pues estando comprometido para casar con la hija del pintor quebrantó su palabra y dio otra a cierta dama llamada Doña Marina Valcárcel. Aquel des-engaño sufrido por la moza provocó en ella la reacción más frecuente en la época: entrar en un convento por esposa del Señor; la decisión de la hija, al parecer irrevocable, determina que Senén remita su de¬manda y perdone los derechos que le asistían contra Montijo, al que deja en libertad para que celebre esponsales con Doña Marina, la rival vencedora de Ana María. Pero no debió durar mucho aquella subi¬tánea vocación del despecho o la amargura, pues hubo otro galán más constante, un tal Tomás Fernández, que poco después sustituía a Montijo en el corazón de Ana María y se desposaba con ella. Don Tomás Montijo fue fiel a su segundo enamoramiento, y casó con la citada Doña Marina de Valcárcel Dato y Pérez, con la cual tuyo una hija a la que puso María Teresa. Por cierto que al testar aquél y su esposa el día 30 de julio de 1694, confesaba deber al escultor murciano Gabriel Pérez de Mena, noventa reales por restos de una imagen de talla de la Concepción, que hizo para él.
La otra hija, Antonia, murió doncella y de vieja el 5 de diciembre de 1755 en la parroquia de San Miguel, de la que era feligrés el artista, al menos a la hora de su muerte tal y como consta en el Libro 4 de entierros Folio 76.
El objeto de este trabajo sin embargo es señalar que en la capilla de la virgen de la Arrixaca, de la parroquia de San Andrés hay una serie de ocho lienzos dedicados a la vida de san José que llevan en el margen derecho de cada uno una inscripción, en letras blancas, en la que consta D´MARIN porque fue este corregidor el que encargó la obra a Senén Vila. Estos cuadros inicialmente estaban en el monasterio de los Jerónimos, actual sede la fundación de San Antonio (UCAM) universidad católica, cuando en 1853 el obispo Barrio adquirió nuevamente la iglesia de San Andrés para su culto y después de recuperar la propiedad que se había perdido con la desamortización de Mendizábal y que tras ser subastada nadie la comprara, sin que desde entonces los cuadros no se haya movido del lugar.
En su consecuencia, hacer un prolijo estudio sobre Senén Vila iría en contra del propósito de este artículo, de ahí que nos vamos a limitar a realizar un somero esbozo de los ocho cuadros que se encuentran en la iglesia de San Andrés, a la sazón, objetivo de este artículo.
Como hemos señalado dicha colección está compuesta de ocho grandes cuadros que recogen la vida de San José:
1.– Desposorio de la Virgen composición apaisada con buena proporcionalidad donde se puede observar que se puede observar que el sumo sacerdote lleva indumentaria de la época, destacando que San José lucen trajes de la época de Senén Vila.
2.– Sueño de San José donde se puede observar al Ángel que parece estar despertando a San José y en torno a él alrededores elementos costumbrista tales como martillo, sierra etc. Dejando a la figura de María al fondo en segundo plano.
3.– Visitación, acentúa la figura de Isabel y María juntos a la derecha y Zacarías que se encuentra solo a la izquierda con la presencia de un perrillo gozando a lado de María lo que hace los diferentes planos que convergen en el centro luminoso.
4.– Adoración de los pastores, realza un paisaje en el fondo ocultado por la oscuridad, a contra luz la escena de un pastor a la derecha, dejando para la naturaleza y la arquitectura el primer plano.
5- Adoración de los Magos, San José encuentra a la Izquierda y una columna a la derecha; Melchor que ya a ha adorado al niño, Gaspar ocupa el momento presente del cuadro y Baltasar aguarda su ocasión y por último, la Virgen María que tiene iluminada su rostro aparece mostrando el niño.
6.– Presentación en el templo, Simeón y la profetisa Ana son el centro del cuadro y lo que recuerda los cuadros de Rubens, los rostros de las figuras están de frente, mientras que María de perfil y José arrodillado no se constituyen con gran protagonismo.
7.– Huida a Egipto las figuras están poco proporcionadas, enfatiza la figura de Jesús y María al lado derecho y San José en el izquierdo donde conversando con un angelito.
8.– Muerte de San José. Aunque este tema no es navideño destaca la figura de Jesús adulto consolando a su padre en el lecho donde el llanto de los personajes no eclipsa el protagonismo a Ana José centro una vez más del cuadro.
Es una suerte gozar en nuestra iglesia de los cuadros de uno de los más fructíferos pintores del barroco murciano como expresión del alma que desea ser escuchada.
Autor: Andrés Silvente González.
Bibliografía:
– Caballero Carrillo MR “Pintura barroca en Murcia: Senén Vila (Academia Alfonso X El Sabio).
– La Fuente Ferrari “breve historias de la pintura española”.
-Por el DR. JOSÉ SÁNCHEZ MORENO Profesor de Historia del Arte en ia Facultad de Filosofía y Letras.
– Archivo de la Parroquia de San Miguel, (Libro 4 de entierros Folio 76).
– Poder de la escribanía de Martínez Fernández (fol. 56), en 29 de octubre de 1700. – Baquero, “Profesores” página 122.
– Barón de Alcahalí, al escribir sobre «Senent Vila» en su «Diccio¬nario biográfico de artistas valencianos» (Valencia 1807, página 323)
– Archivo de la Parroquia de San Miguel de Murcia (libro 2 de entierros, Folio 188).
Andrés Silvente nos envía un interesante boceto sobre la situación de la Casa de Andrés, a finales del XIX y principios del XX, cuando esta preciosa imagen de María, Madre del Amor Hermoso, que hoy preside en el mes de Mayo, mes de primeras comuniones, y que antaño tenía mucho más protagonismo y multitud de devotos.
María del Amor Hermoso
María la que nos lleva a Cristo, la que se fía de Dios , la que acoge en su seno a Jesús acompañándolo, escuchándolo, meditando su Palabra. María la primera discípula, la primera testigo, la madre fiel hasta la muerte a los pies de la Cruz.
Ella, María la Madre de Jesús, la Madre de Dios, la Madre de la Iglesia y por lo tanto Madre nuestra.
Santa María Madre del Amor Hermoso, esta advocación es venerada desde los primeros siglos del cristianismo pues ya en el siglo V es mencionada por San Ambrosio y a lo largo de la historia han sido muchos los Santos y Papas de nuestra Iglesia los que han hecho referencia a dicha advocación que señala a Jesús como el Amor Hermoso con quien los cristianos debemos identificarnos. Siendo desarrollada, en nuestra historia más reciente, la teología de la Madre del Amor Hermoso, dentro de la Carta a las Familias de nuestro entrañable y querido Juan Pablo II; invitándonos especialmente a los matrimonios y a los jóvenes a encomendadnos a Ella.
Durante el mes de mayo la Iglesia rinde un homenaje a María, tradicionalmente su imagen se sitúa en un lugar preferente en los presbiterios de las iglesias, para que presida las celebraciones, invitándonos a profundizar en su esencia para poder llegar a ofrecernos con nuestra vida a Jesucristo. Los Mayos, el rezo del Santo Rosario, las Flores… son oraciones, alabanzas a la Madre de Cristo.
Este año, como habéis podido observar, tenemos renovada la imagen escultórica de María que todos los años colocamos en el Altar Mayor.LA VIRGEN DEL AMOR HERMOSO, así es conocida en nuestra parroquia (aunque primeramente era llamada Nuestra Señora de la Consolación y la Correa) una imagen de María que aparece y desaparece a merced de obras y restauraciones del templo. La citada imagen procede del antiguo convento de los Agustinos, ya se encontraba en éste cuando el obispo D. Mariano Barrio Fernández lo adquirió, pues el templo estaba desamortizado por el estado, arreglándolo y abriendo al culto como iglesia exenta teniendo todo ello lugar entre 1851-1853.
Su capilla actual, queda situada la primera a la izquierda de la nave central, pero han sido varios los emplazamientos a lo largo del tiempo, llegando a presidir el presbiterio y las capillas que ocupan actualmente la Inmaculada y San Agustín a derecha e izquierda del crucero respectivamente; al parecer durante los años anteriores al traslado de la parroquia del viejo templo de San Andrés al de San Agustín en 1887 según la obra de Fuentes y Ponte “Ligeros apuntes relativos a una imagen de la Santísima Virgen” Murcia 1885. Posterior y más recientemente también presidió la Capilla de la Arrixaca durante varias décadas coincidiendo con un momento de gran veneración de la imagen, como así recuerda José Albaladejo Jimeno antiguo monaguillo y promotor-realizador junto con José Francisco Sánchez Hellín de esta última restauración integral. Hemos de mencionar que desconocemos su autor pues no tenemos documentación que pueda acreditar su autoría pero Fuentes y Ponte, en la obra anteriormente citada, la atribuye a Salzillo y algunos entendidos al taller de Roque López y su círculo. Como habéis podido observar es de tamaño casi natural e imagen de vestir, para la cual José y Pepe han realizado dos indumentarias: – la que podemos ver en este mes de mayo, la festiva; realizada en brocado de seda tanto la túnica como la capa y otra para ordinario que vestirá cuando esté situada en el nuevo emplazamiento. Su celo por ofrecer lo mejor los llevó a Valencia para su adquisición. Del mismo modo que se ofrecieron con inmensa ilusión (soy testigo de ello) y gratuitamente, movidos por su amor a María y quizás también por la nostalgia de tiempos pasados embarcándose en una restauración de la talla realizada por el restaurador Javier Bernal. Junto con el plateado de la corona y la modificación de la peluca (elemento importantísimo en la imagen de vestir, restaurada por el peluquero José Fernando) que habían sufrido un importante deterioro con el paso del tiempo.
José Francisco Sánchez y José Albaladejo mecenas de esta restauración los cuales agradecen humildemente la aportaciones que les llegan para ayudar a costear los gastos.
Gloria de Pablos.
LA VIRGEN DEL AMOR
La Iglesias de San Andrés, actualmente nos presenta la fábrica que inicialmente había mantenido cuando se constituía como convento de los Agustinos, al menos sin alteración alguna en cuanto a su estabilidad de conservación, solidez y su estructura. Está mantiene una alta y espaciosa nave de cinco capillas a cada lado que se comunican entre sí; el paso de una a otra capilla es de tipo claustral, aunque, cada capilla siempre se ha encontrado consagrada a varias advocaciones y santos, no siempre ha estado las capillas bajo las advocaciones tal y como hoy las conocemos.
De manera que a finales del siglo XIX debajo del coro existían dos altares uno destinado a Nuestra Señora de los Peligros (en Lienzo) y el altar del Santísimo Señor de las Penas (igualmente, en lienzo).
Por el costado Izquierdo, por donde hoy se sube al coro, existían una Capilla dedicada a San Juan de Sahagún (en imagen devanaderas o de vestir), una Capilla de Santo Tomás de Villanueva (Imagen de vestir), Capilla de Santa Mónica (esta imagen aun se conserva en la iglesia aunque hoy se encuentra en lado derecho del altar), Capilla de San Lorenzo Mártir (imagen de Talla), Nuestra Señora de la Soledad (imagen de Vestir);
En el crucero izquierdo se encontraba el Santo Cristo de la Agonía del que constata Javier Pontes Fontes que siendo “una imagen a la que se le tiene mucha devoción y arden delante de ella dos lámparas”.
En el crucero derecho existían un sarcófago de cristales que se guardaba en una armario con puerta, en el cual se contenía el cuerpo de San Teodoro Mártir (de él hemos hablado en otro artículo) regalado a la comunidad de Agustinos y traído desde Roma en 1779. En el centro del entablamento principal, sobre el tabernáculo, había un nicho en el que se contenía la imagen antigua de Nuestra Señora de la Consolación y Correa, trasformada en la actualidad en la del Amor Hermoso, que bajo las dos advocaciones, ha ocupado sucesivamente el altar del crucero derecho; venerándose hasta dicha fecha, desde la fundación de la Iglesia, en el expresado nicho del altar mayor. Esta imagen de NUESTRA SEÑORA DEL AMOR HERMOSO, que Javier Fontes Pontes atribuía a una estatua obra del escultor D. Francisco Salzillo, mide 1 m. 38 de altura; sus ricos vestidos, que tiene muchos y de algún valor, son de Reina; en su pecho descubre un corazón de plata rodeado de flores y ostenta una flor en cada mano. Se la celebraba con gran coste y solemnidad los ejercicios del mes de María por la mañanas y tardes, predicando en cada una de estas, distintos y muy afamados oradores, su archicofradía se llegó a componer durante algún tiempo de unos 500 cofrades de ambos sexos, y el Consejo, que verdaderamente sufragaba el déficit de los gastos, se componía del Excmo. Señor Deán Dr. D. Jerónimo Torres y Casanova, Rector encargado del templo, y de unos 30 individuos conocidos en la ciudad por su piadoso celo y desprendimiento en honor a la Santísima Virgen. Al finalizar el mes de Mayo, tenía lugar una solemnísima novena al Sagrado Corazón de María, y en el primer domingo de Junio, terminaba con una gran procesión que recorría varias calles, llevándose en triunfo la precitada imagen sobre un grandioso carro.
Capilla de la Arrixaca cuadrada y con ábside donde aún hoy se venera la imagen de Nuestra Señora de la Arrixaca que exigiría y merecería, por su particular, mayor tratamiento en este puntual boceto; Capilla de Nuestra Señora de los Dolores situada ya en la nave imagen del Escultor D. Francisco de Salzillo; Capilla de San José; Capilla de Santa Rita (imagen de Vestir); Altar del Calvario y Altar de la Concepción debajo del Coro.
ANDRES SILVENTE GONZALEZ
Bendito fruto de vientre
Santa Lucía
La imagen de Santa Lucía se encuentra en la capilla de San José, de la Iglesia de San Andrés y Santa María de la Arrixaca. Su autoría es incierta: según una tradición oral se compró en el taller del maestro Francisco Salzillo, aunque no hay documento que lo demuestre. Fue donada a nuestra parroquia el 9 de Noviembre de 2000, por la familia Martínez Espín, y transcribimos a continuación el documento de donación:
Testimonios que se remontan a mediado del siglo XIX, nos dan cuenta de la existencia de la imagen de Santa Lucía, cuya propiedad estaba en manos de la familia formada por D. Juan Antonio Martínez Martínez y Dª. María del Rosario Belmonte Velasco. Éstos eran propietarios de los terrenos aledaños a la actual ermita de San Antón, incluida ésta, en la cual se rendía culto, entre otras imágenes, a Santa Lucía. Dicha finca fue compartida por los descendientes de la familia, quedando más tarde repartida en porciones menores, que pasaron a manos de otras personas. El matrimonio Martínez-Belmonte tuvo cinco hijos: Daniel, Eladio, Juan de Dios, Elena y María de la Concepción (conocida familiarmente por Purificación). Según el testimonio de éstos, la imagen había sido adquirida por los antepasados de la familia Martínez en el taller de Salzillo; no obstante, no consta ningún documento que lo avale, pero tampoco aparece firma alguna en la imagen, como era costumbre en el escultor murciano. Una vez vendida la finca, la imagen fue a parar a Purificación, que la conservó en su casa de Zeneta. Cuando Purificación, dada su avanzada edad y soltería, tuvo que ser atendida por sus sobrinas, la imagen viajó consigo a Murcia. Estas sobrinas eran hijas de D. Daniel Martínez Belmonte y de Dª. Antonia Espín Castaño; Antonia, Elena, Asunción, Daniel y Mercedes fueron los hijos del matrimonio. Quienes atendieron a Purificación hasta su muerte fueron Elena, Asunción y Mercedes, de las que hoy sólo vive Asunción. La imagen de Santa Lucia fue instalada en la vivienda que Asunción ocupaba junto a sus hermanas Elena y Mercedes, sita en la calle Victorio; más tarde se mudaron a la Plaza de la Universidad. Aquí permaneció la imagen hasta que Dª. Asunción Martínez Espín tuvo que ser atendida en la Residencia El Amparo, en el camino de Santa Catalina. Con el fin de hacer frente a los gastos, Asunción decidió vender la vivienda de la Plaza de la Universidad, deshaciéndose de la mayoría de sus enseres. En cuanto a la imagen de Santa Lucía, su voluntad fue que se donara a la iglesia. El motivo de que la imagen fuere a parar a la parroquia de San Andrés responde a los vínculos que existen entre la parroquia y la familia. Así, D. Pedro Castaño Ruiz, sacerdote y tío de Dª. Antonia Espín Castaño, estuvo destinado a San Andrés. Del mismo modo, Dª. Antonia Martínez Espín, sobrina de D. Pedro y su marido, D. José Bernal Fernández, fueron colaboradores en actividades pastorales. La voluntad de Asunción queda cumplida con su sobrina Dª. María del Amor Bernal Martínez, hija de José y Antonia, y depositaria actual de la imagen. De igual forma, María del Amor colaboró en la parroquia de San Andrés como catequista, así como en los grupos de Acción Católica; así mismo contrajo matrimonio con D. José María Esteban Muñoz en la capilla del Virgen de su advocación, sita en ese templo. Por todo lo anterior expuesto, se hace entrega de la imagen de Santa Lucia a la Iglesia Parroquial de San Andrés de Murcia, como donación realizada por la familia Martínez Espín, en cuyo nombre firma como depositaria: María del Amor Bernal Martínez.
San Roque
Desde Roma volvió a su patria donde pasó por espía lo que llevó a ser encarcelado hasta morir en el año 1327; su devoción se extendió muy rápido a partir del siglo XV. De esta manera desde Venecia se extendió el culto hacia el mundo germánico y a los Países Bajos. Pudiéndose destacar que en 1477, con ocasión de otra epidemia de peste, se fundó en Venecia una cofradía que bajo su honor se dedicó al hospedaje de enfermos de peste conocida como “Confraternità” o “Scuole di San Rocco”. Dicha agrupación fomentó la devoción al santo construyendo capillas y centros de acogida por toda Italia. Fruto de la devoción al Santo fue la construcción de la iglesia dedicada a este santo que se encuentre en París, muy cerca del museo del Louvre, construcción que mando edificar el propio Luis XIV en 1563. Toda Europa e incluso América Latina están sembradas de templos que le fueron dedicados. Y es que como Santo, protector ante la peste y epidemias su intervención era solicitada por los habitantes de muchos pueblos y, ante la desaparición de las mismas reconocían la intervención del Santo, por lo que se le nombraba Santo patrón de la localidad.
Su festividad, que según el santoral es el 16 de agosto, se celebra en muchos pueblos y ciudades de España, en provincia de Murcia, Almería, también en Denia, Callosa del Segura, Portugalete, Vizcaya. Badarán, en La Rioja, y Garachico, en Tenerife, son otros de ellos. En alguno lugares la Fiesta Patronal comienza el día de antes, 15 de agosto, festividad de la Virgen de la Asunción, y dura dos días más como en San Roquito. También son famosas y multitudinarias las fiestas en honor a San Roque, que se celebran en el barrio del mismo nombre en Pontevedra el 16 de agosto.
A San Roque le han sido propios los atributos de un peregrino, como las conchas, bordón, El Santo Rosario, pero su atributo inseparable los encontramos en el perro el cual lleva un pan debajo de la boca, y el propio Ángel.
La imagen de San Roque, que hoy se venera en la Parroquia de San Andrés, inicialmente, como otras tantas obras de Francisco Salzillo, planteó serias dudas acerca de la autoría hasta la aparición y hallazgo de un documento que prueba el encargo de la hechura de una imagen de San Roque a Salzillo y la fecha de la ejecución. De ello da testimonio Sánchez Moreno el cual documentalmente afirma la existencia de un documento en el cual consta el coste de la obra en virtud del pago que se le hace a Salzillo de la obra procedente de las cuentas de la cofradía de San Roque hoy ya desaparecidas.
En Murcia San Roque fue patrón del gremio de los Alpargateros y cordoneros de cáñamo de la ciudad de Murcia, teniendo una cofradía su sede en el Barrio de San Andrés, aunque según Fuentes y Ponte y hoy ha sido recogido por Antonio Pérez Crespo, este último en su libro Nuestra Señora de la Fuensanta, el Santo era venerado en una ermita ubicada a las afuera de Murcia, próxima a una de las puerta de acceso a la muralla de Murcia, denominada puerta de Molina.
Victoria Diez de Revenga en su trabajo inédito “mejora Urbana en la Murcia de Carlos III” que quedará recogido en el trabajo de Juan Torres de la revista número 15 “Murguetana” señala la gran devoción al santo durante los siglo XVII y XVIII, “llegando a promulgarse una Real Orden de 29 de agosto de 1679 a través de la cual existe un voto hecho por el reino de costar las fiestas y asistencia a las fiesta de San Roque”.Antes de llegar a la Iglesia hoy de San Andrés, la hechura tenía su propia ermita formada por un único altar en el que se encontraba un retablo realizado por Jaime Bort, el que fuera autor, entre otras obras, de la fachada de la Catedral de Murcia y participara en la realización de la fachada del santuario de la Virgen de la Fuensanta (Murcia) labrando la hornacina central con la imagen de la Virgen, el cual también Proyectó y construyó la plaza del marqués de Camacho de Murcia concebida para la celebración de corridas de toros, finalizó la construcción del Puente Viejo sobre el río Segura en la ciudad de Murcia – popularmente llamado “puente de los peligros”- obra que había iniciado Toribio Martínez, y finalmente en Murcia realizara el retablo de la Iglesia de La Merced.
Según consta en el “Compendio Histórico de Murcia y su Reino”(de autor anónimo) del que nos hable Antonio Pérez Crespo en su libro “Un Huerto árabe en la Arrixaca”, la ermita de San Roque, había sido construida sobre los cimientos y parte de la muralla correspondiente llamada “Puerta de Molina”, destruida en el año 1725. En 1750 el cabildo catedralicio concedió un donativo de noventa y nueve reales de vellón para reparación de la ermita. En 1757 los mayordomos Bernardo de Canovas y Juan Moreno, en nombre de la cofradía, redirigieron al Deán y cabildo de Murcia para comunicarles que para obtener una mayor devoción del Santo la necesidad de fabricar una nueva escultura del Señor S. roque para lo que buscaron al mejor escultor del momento, Francisco Salzillo, llegando a convenir la ejecución en 33 Doblones Sencillos; a este respecto resulta interesante la opinión de Juan Torres Fontes el cual manifiesta que el encargo debió de suponer un coste mayor y es que si un doblón sencillo es equivalente a 60 reales, los 33 doblones sencillo que inicialmente se pactaron equivaldría a 2050 reales, dándose la circunstancia de que el hallazgo de una cuentas de la cofradía de San Roque, hoy desaparecidas, no solo permitió a Sánchez Moreno decidir definitivamente la autoría de la hechura del San Roque, sino concretar el precio a la entrega de la obra en cuatro mil doscientos treinta y seis reales de vellón “al maestro de esculturas D. Francisco Zalzillo por la imagen que ha hecho de San Roque, estofada y con su peana, todo entallada” y como nos dice el propio Juan Torres Fontes y además el pago por los mayordomos de dicha cofradía en manteles para el altar cera vara del santo “con calabaza de Filigrana de Plata”, cascabeles y el collar del perro que tiene a sus pies.
Por otra parte en el archivo de la catedral existe un legajo con número 683 de 5 de marzo de 1757 a travésdel cual obra un documento en el que consta que el cabildo acuerda la concesión de una limosna de 33 reales sobre la mesa capitular que se abonará en poco tiempo y que ilustra lo anteriormente dicho.
“Ilustrísimo Sr. Bernardo de Cánobas y Juan Moreno mayordomos de la cofradía de Señor San Roque de esta ciudad, por su y en nombre de los demás individuos de ella, puestos a los pies de V.S con el motor rendimiento dicen: sería ocioso el admirable a tributo de grandeza en los príncipes a nos estar executoriadad su generosidad y magnánimos corazones, y principales, en VS como la esperiencia lo tiene acreditado, con cuya confianza pone la alta consideración de V.S como dicha cofradía tiene determinado para la mayor descendencia y esfuerzo la deboción, el que se fabrique un echura de señor San Roque como también para mayor blasón Ilustre de V.S como su patrono a costa de una continua peregrinación solicitando para ello la limosna de los fieles y no podiendo esta soportar su equibalente, el que esta aiustado en 34 doblones sencillo con D,. Francisco zalcillo, abilidad conocida en esta ciudad por lo que supliocamos a V.S que teniendo presente que la hechura que no causa tanta deboción como arrastrora el que se solicita, se sirba franquear una ayuda de costa para caiubar a la execución, a fin de que para el día del corpus chistri de este año su cofrade lo saque en procesión como acostumbra, cuya merced esperamos de su generosos pechos”.
En 1771 se expuso al Ayuntamiento el lamentable estado de la ermita haciéndose, según Diez de revenga una reparación temporal llegándose a plantear la construcción de una nueva ermita derribando la vieja ermita aunque en 1814 se desistió del proyecto.
La imagen sería trasladada al paso del Calvario donde se celebrar su culto, así lo decidieron en 1815 Fray Francisco Ramón Cuadrado, Guardián del Real Convento del San diego y José Madrigal, mayordomo depositario de la hermanada de San Roque (Torre J Fontes). Adentrado el año 1820 se hundió la Ermita de San Roque y su gremio, los alpargateros, del que era su patrono decidió trasladar la imagen a la iglesia primitiva de San Andrés siendo colocada en la sexta capilla o primera entrando a la derecha, capilla que fue baptisterio. Desde allí el día de su festividad y cada año salía en procesión y se le dedicaba una solemne misa. Por su parte el Historiador Mariano señala que la cofradía en 1880 contaba con quince cofrades. Cabe destacar que durante muchos años esta imagen formaba parte de la procesión del Corpus de Murcia.
En 1887 cuando la Iglesia primitiva de San Andrés fue trasladada a la iglesia de San Agustín debido a su estado ruinoso, y entre las imágenes que fueron trasladada fue incluida la de San Roque, (imagen de 1,325 metros de altura) donde fue colocado en el lado de la del Crucero según hace constar Manuel González Simancas. Donde en el número 645 de su catálogo hace constar que la imagen de San Roque se encuentra con un ángel mancebo tallado con descuido quizás por algún discípulo de Salzillo.
FDO ANDRES SILVENTE GONZALEZ
BIBLIOGRAFIA:
1.- Ediciones Omega s.f. (Iconografía den los Santos de Juan Fernando Roig).
2.- Antonio Pérez Crespo en su libro “UN Huerto árabe en la Arrixaca” Pág.30-313.- Manuel González Simancas “catálogo Monumental de España” Murcia 1905 a 1907 en el Tomo II pagina 215 y Tomo IV. Pág. 111.
4.- Imagen de San Roque Murguetana número 15 (Academia Alfonso X el Sabio) Autor Juan Torres Fontes. pag 117 a 122.
5.- Archivo fotográfico familia Silvente Bernal.
6.- Archivo catedral legajo 683 em 5 de marzo de 1757.
El Calvario
El Calvario de José Muñoz y Frías, que actualmente está colgado en el arco abocinado que une la nave central con la capilla de la Arrixaca.
Es importante en la pintura murciana del XVIII y muy original la introducción de la Magdalena al pie de la Cruz. José Muñoz fue colaborador y amigo de Salcillo. Murió en Murcia el 2 de julio de 1781.
En el ángulo inferior izquierdo dice: “Joseph Muñoz ft. En Murcia año 1776”.
+ Dos óleos de Mateo Gilarte: “El Salvador” y “Virgen Orante”, colgados a derecha e izquierda de la Arrixaca. Mateo Gilarte murió en 1675 y fue enterrado en El Rosario.
Virgen de Fátima
El Salvador y Virgen Orante
Dos óleos de Mateo Gilarte: “El Salvador” y “Virgen Orante”, colgados a derecha e izquierda de la Arrixaca. Mateo Gilarte murió en 1675 y fue enterrado en El Rosario.